|
Marquesina original del arcade Donky Kong (año 1981) |
Si eres de esos que ya no pueden dormir por las noches… de
los que sienten que les falta algo... que jugar sólo a la Play ya no es “lo que
era…”. De esos que aún, echan de menos “los piques” en el bar, los vaciles
entre los amigos y al "listillo" de turno poniendo partida…
Amigo, si eres así, si
aún sueñas con bits, sonidos láser estilo MIDI, con dragones que secuestran a
princesas, luchas callejeras y guerras a lo “uno contra todos”… mi diagnóstico
es claro y conciso, te han poseído. No… de verdad, estás poseído por una fuerza sobrenatural,
inexplicable y nostálgica… has sido “contaminado” por la *Fiebre Arcade*.
Ya no te gusta tanto este estilo de vida acomodado que
llevabas… pasas las horas agarrado a tu ordenador buscando “los clásicos”,
mientras los recreativos donde pasaste tu infancia han cerrado, y al final,
caes en la conclusión de que “nunca podrás cansarte” de aquellas -maravillas de
luces y sonidos- que nos atrapaban durante horas y horas, hasta que conseguías,
de nuevo, esos preciados “20 duros” con los que alimentar esa adicción.
Con ese diagnóstico, y sin el,
podrás conocer la consiguiente enfermedad y su remedio, de como algunos, para
saciar ese hambre y esa motivación perdida en los vídeo-juegos, hemos rescatado
algunas de esas maravillas de la electrónica de los 80 y los 90… cómo y por
qué, tenemos una recreativa en nuestra casa :D.
|
Máquinas recreativas: años 80 |
La cosa estaba “jodida”, la verdad… ya no tenía esos ratos
jugando con la gente, y el ordenador , los juegos modernos “1 Player” carecían de
interés. Así fue como rescate el MAME, esa maravilla de la informática que
rescataba los juegos arcade bit a bit. Mi hermano y yo habíamos jugado durante
años desde que mi primo CJ nos mostró a la bestia. Recuerdo que él tenía un PC
más viejo que Carracuca (ya de que aquella), con un joystick para 2 jugadores
(puerto serie… no digo más). Yo había mirado muchas recreativas de “zumbaos”
que se las fabricaban/restauraban, y no pude (ni quise) controlarme, así que me
compré 2 Joysticks USB, que a mi parecer de aquella, era más sensato que tener
una maquinita en casa (benditos zumbados… de aquella si que me lo parecían, y
ahora…). La cosa no pudo ir mejor… todo el pasillo en el colegio mayor se
pasaba horas echando “pifias” en mi cuarto, “picaos”, disfrutando de “los
juegos viejunos” del "Alijo".
|
Pnatallazo del juego Windjammers (año 1994) |
Esa enfermedad iba y venía… y venía a más. De ser una droga de
diseño ya la habrían legalizado, comercializado, y esclavizado a toda la
humanidad con ella. Un día echando la “rigurosa e ineludible partida a la hora del café”
con mi amigo Fernando, uno de los Joysticks se rompió. "Miseria, tristeza, dolor
de barriga"… tenía arreglo, sí, pero llegamos a la conclusión de que ya no era
lo mismo. Lo que disfrutábamos con "un Windjammers" de apenas 2-4 minutos, ver la cara de Fernando roja, desorbitada cuando jugábamos… eso
amigo mio, no tenía precio.
Finalmente, llegó Junio, y con él, el adiós a una etapa hermosa, al
amor y otras muchas cosas que ya sólo quedan en el recuerdo... pero me mudaba con mi hermano a un piso… y poco
faltaba para la trastornada "idea de bombero"… traer desde León una máquina
clásica (fue una Video Sonic 25”, que mis amigos Isaac y Toño me vendieron de su salón recreativo, Jaito).
Tiempo tardé en configurar el PC entero (mientras quemábamos
el Tetris que venía), con toda la máquina y el menú. Fueron muchos meses y 2
pisos que vio esta belleza en Madrid. La gente no podía creérselo cuando
entraba al salón, y no les quitabas de la “palanquita” ni aunque hubiese 7 chicas sentadas en el sofá y de botellón esperándoles (doy fe, no hacían caso ni a las
tías…).
Ver a tus amigos, a tus primos, a la gente cambiando su cara
(y emitiendo extraños sonidos vocálicos) cuando veían ese juego que tanto les gustaba. De “loco y zumbao”, pasé rápida y brevemente
por “bendito zumbao”, hasta un "zumbao… y genio, pero zumbao” con el que me
quedaría hasta el día de hoy.
|
La primera "maca" en casa (invierno de 2009) |
Cuando la máquina estaba apagada, la gente aporreaba los
botones como si el mañana fuese algo precipitadamente extinto en nuestras
vidas. Otros lo consideraban además un gran toque decorativo para el salón,
original y retro, pero para mí era una bomba de relojería que acababa de
explotar… ni siquiera jugaba a ella cuando estaba sólo, pero no me separaban de
ella cuando mi gente entraba por la puerta.
La bestia Kong había despertado. Creía haberla encontrado
dentro de esa caja de madera, pero lejos de tal hecho, me hizo recordar y
apreciar muchas cosas que estaba buscando y que creía perdidas.
Un modo de
vida y unas sensaciones que la nostalgia por esos vídeo-juegos me habían
devuelto… y que no pensaba abandonar de nuevo. Por supuesto, sigo jugando a las maquinitas, en mi casa,
tanto que aún a día de hoy sigo adquiriendo más y más, como joyas las cuales me
traen grandes recuerdos, que me hacen disfrutar de mi tiempo de ocio, de mis amigos,
y me devuelven esa filosofía de vida que hace que el día hoy, sea aún mejor que
ayer :D